A todos nos gusta las imágenes de alta resolución y con buena calidad. Muchos de nosotros las reproducimos en grandes formatos para compartirlas en las redes sociales, subirlas a una página web, imprimirlas, etc. Pero, lo que sucede con esto es que dichas imágenes se convierten en archivos muy pesados y ocupan mucho almacenamiento. En estos casos, lo que puedes hacer es bajar el peso de tus fotos e imágenes. Tenemos algunos consejos con los que lo conseguirás.
Elige el formato adecuado para bajar el peso de las fotos
Cuando quieras optimizar una imagen, algo que tienes que hacer antes que nada es seleccionar el formato correcto. Las dos opciones más elegidas son el formato JPG y el más reciente WebP.
El formato JPG brinda equilibrio entre tamaño y calidad y conserva detalles importantes mientras reduce el peso del archivo. Por otro lado, WebP, el cual fue desarrollado por Google, presenta una calidad de compresión superior. Lo que caracteriza a este segundo formato es que reduce aún más el tamaño sin una pérdida perceptible de calidad. Se usa generalmente en las webs puesto que su carga es más rápida.
Ajusta la resolución
Al momento de bajar el tamaño y peso de tus fotos no solo debes tener en cuenta el formato, sino también la resolución que estas tendrán ya que influyen en el tamaño del archivo. Cuantos más píxeles tenga una imagen, más pesada será.
Sin embargo, no siempre es necesario utilizar una resolución alta. Debemos considerar el propósito y el uso previsto de la imagen. Para redes sociales y contenido web, una resolución de 72 píxeles por pulgada (ppi) suele ser suficiente. En cambio, si la imagen está destinada a impresión o pantallas de gran tamaño, necesitaremos una resolución más alta, alrededor de 300 ppi.
Redimensiona con inteligencia
Para reducir el peso de tus imágenes sin sacrificar calidad también deberás considerar la redimensión. Las imágenes en 4k, por ejemplo, tienen una gran cantidad de píxeles por pulgada. La calidad de estas imágenes puede ser impresionante, pero no siempre es necesaria, en especial para su uso en línea o en dispositivos móviles.
Si redimensionas la imagen a un tamaño más adecuado, como 1080p, podrás reducir el tamaño del archivo sin perder calidad perceptible para el ojo humano. Herramientas como Adobe Photoshop, GIMP o Canva te pueden facilitar este proceso. Estas te permitirán ajustar el tamaño de la imagen mientras se mantiene la relación de aspecto original.
Utiliza herramientas de compresión
Existen algunas herramientas, tanto en línea como de escritorio, diseñadas para optimizar imágenes sin comprometer su calidad. Estas herramientas reducen el tamaño del archivo al mínimo posible, pero siempre manteniendo la calidad visual. Algunas opciones son TinyPNG, Compressor.io y Kraken.io, así como aplicaciones de escritorio como ImageOptim y FileOptimizer.
Usa «Guardar para web» de Photoshop para bajar el peso de tus fotos
Si eres un usuario de Adobe Photoshop, sabrás de la existencia de la función «Guardar para web«. Esta opción ajusta la calidad de compresión mediante un deslizador hasta encontrar el equilibrio entre tamaño de archivo y calidad visual. Inclusive puedes previsualizar los cambios en tiempo real antes de exportar la imagen.
Evita la sobrecompresión
La compresión reduce el tamaño de los archivos, pero no hay que abusar de ella. La sobrecompresión es mala para tus imágenes. Una imagen excesivamente comprimida puede perder detalles importantes y verse borrosa o pixelada.
Para evitar esto, siempre previsualiza el resultado final antes de comprimir y realiza una copia de seguridad de la imagen original. Así, si la imagen que has comprimido no cumple con tus expectativas, siempre podrás volver a intentarlo.