En 2025, el panorama de las gafas inteligentes ha evolucionado considerablemente desde los primeros experimentos de Google con sus famosas Google Glass. A pesar de que aquellas gafas generaron mucha expectación hace una década, su presencia en el mercado de consumo fue efímera y algo accidentada. Sin embargo, no han desaparecido por completo. Hoy, conviene preguntarse: ¿siguen siendo útiles las Google Glass en la actualidad?
Si bien el modelo original dejó de fabricarse, Google Glass Enterprise Edition 2 —la versión orientada a entornos profesionales— ha continuado encontrando su nicho en ámbitos como la logística, la sanidad, la ingeniería o la asistencia técnica. Aunque ya no son un producto popular entre el gran público, en sectores muy concretos siguen presentándose como una herramienta valiosa.
Usos actuales de los Google Glass: lejos del consumidor medio
La principal utilidad de las Google Glass en 2025 se encuentra en el entorno empresarial. En entornos donde tener las manos libres y recibir información en tiempo real es crucial, estas gafas siguen marcando la diferencia. Por ejemplo, algunos operarios logísticos las usan para escanear códigos y recibir órdenes en el almacén sin recurrir a pantallas táctiles. También se utilizan en la sanidad para retransmitir intervenciones quirúrgicas o para consultar historiales médicos mientras se atiende al paciente.
Estas funciones, aunque puedan parecer modestas frente a las capacidades actuales de teléfonos móviles o visores de realidad aumentada más avanzados, tienen una ventaja clave: su simplicidad y ligereza. No requieren grandes estructuras ni equipos costosos, lo que sigue siendo relevante para trabajos de campo o tareas repetitivas que necesitan poco mantenimiento tecnológico.
La conducción como futuro prometedor
Uno de los desarrollos más llamativos de este año ha venido de la mano de Android Auto. Google ha comenzado a probar una funcionalidad para proyectar indicaciones de navegación directamente en gafas inteligentes mientras se conduce. Según se ha descubierto en el análisis del código de la versión 14.2.151544 de Android Auto, esta función permitiría ver instrucciones superpuestas en tiempo real mientras se circula por carretera. Esta tendencia se alinea con las mejoras tecnológicas que se esperan en los nuevos dispositivos móviles.
Esto cambiaría la dinámica de la conducción al reducir las distracciones visuales normales que conlleva mirar el salpicadero. En lugar de dirigir la vista hacia el dispositivo móvil o la pantalla integrada del vehículo, las instrucciones aparecerían en el campo visual del conductor. El sistema también mostrará comandos como «Iniciar navegación para lanzar las gafas», lo que sugiere que el vínculo entre el software de Google y los futuros dispositivos de realidad aumentada va en serio.
Por el momento, no se ha confirmado si las Google Glass actuales serán compatibles con esta función o si se trata de una apuesta futura vinculada a gafas con Android XR, una plataforma que Google está desarrollando en colaboración con Samsung. En cualquier caso, es una señal clara de que Google no ha abandonado del todo el concepto de gafas inteligentes.
Obstáculos legales y técnicos del Google Glass
Más allá del avance tecnológico, la gran barrera para una adopción más generalizada sigue siendo la regulación y las dudas en torno a la privacidad. En muchos países, el uso de estas gafas está limitado o directamente prohibido durante la conducción, el acceso a recintos privados o espacios donde la grabación no está permitida.
Además, la discreción de las Google Glass, que fue uno de sus principales atractivos, también se ha convertido en una de sus mayores críticas. La posibilidad de grabar vídeos o realizar fotografías sin que los demás lo adviertan ha generado un debate ético que aún no se ha resuelto. Aunque su uso profesional sí permite establecer normas claras dentro de un entorno corporativo, en lo público el asunto sigue siendo espinoso.
Otro tema relevante es la saturación cognitiva. Mostrar información constante en el entorno visual puede distraer más de lo que ayuda, especialmente si no se diseñan bien las interfaces. Por eso, la idea de emplearlas en la conducción ha generado tanto entusiasmo como escepticismo.
Una apuesta por el futuro industrial
El enfoque de Google parece haberse desplazado hacia aplicaciones industriales y profesionales. Las gafas no son ya un accesorio de moda o un gadget futurista a disposición de cualquiera, sino una herramienta muy especializada. Y, en ese sentido, tienen sentido.
No se trata de compararlas con dispositivos como los smartphones o los relojes inteligentes, ya que su finalidad es distinta. Las gafas como las Google Glass están pensadas para optimizar tareas concretas más que para sustituir otros dispositivos. Por ejemplo, en un quirófano o una línea de ensamblaje puede resultar más cómodo y funcional consultar la información sin apartar las manos del trabajo o sin tocar una pantalla sucia.
Competencia y alternativas a los Google Glass
Actualmente, otras empresas también están trabajando en gafas inteligentes con distintas propuestas. Epson, por ejemplo, con sus Moverio BT-40, ofrece soluciones orientadas al entretenimiento y la productividad individual. También existen gafas con funciones deportivas o centradas en la música, como las Finis Blue, e incluso gafas pensadas para la conectividad con redes sociales y la grabación de contenido visual.
No obstante, ninguna de estas alternativas ha logrado superar el reto de encontrar un equilibrio perfecto entre funcionalidad, autonomía, diseño discreto y precio. Mientras que los smartphones han conseguido consolidarse como productos versátiles y asequibles, las gafas inteligentes siguen teniendo un uso limitado o una implementación muy específica. Y eso, al menos por ahora, no parece cambiar.
¿Y qué pasa con las futuras versiones?
El desarrollo de Android XR y el interés renovado en dispositivos portables por parte de Google y sus socios —como Samsung— indican que la compañía quiere seguir apostando por la computación visual y el uso de interfaces espaciales. Sin embargo, es probable que lo haga bajo otro formato, más cercano a visores de realidad aumentada al estilo de Apple Vision Pro o a gafas más potentes, que dejen atrás el enfoque sencillo y discreto de las primeras Google Glass.
Además, Google continúa integrando funciones inteligentes como Gemini en su ecosistema, lo que podría facilitar una combinación natural entre software e información proyectada en tiempo real. A corto plazo, esto se traduce en funciones como el resumen de reuniones en Google Meet, el análisis de datos en Docs o Sheets o incluso flujos de trabajo automatizados con inteligencia artificial.
Si las futuras gafas inteligentes de Google o sus socios pueden aprovechar esta tecnología sin comprometer la privacidad o excederse en la saturación de contenido, tal vez estemos ante una segunda juventud de este tipo de dispositivos, aunque con otro nombre y otro diseño.
Las Google Glass no han desaparecido, pero tampoco representan el futuro para el usuario medio. Se mantienen vivas en nichos profesionales donde funcionan bien y donde sus limitaciones no suponen una barrera insalvable. Tal vez el futuro de este tipo de dispositivos tenga más que ver con gafas industriales, quirúrgicas o de realidad aumentada para conductores que con objetos tecnológicos de uso diario. Todo dependerá de cómo evolucionen las interfaces, las leyes y, por supuesto, las necesidades de las personas. Comparte la información y ayuda a otros a conocer sobre el tema.